Cuando una empresa detecta patrones positivos en la administración de su negocio, se establece a partir de ellos un sistema de Mejores Prácticas para repetir esos patrones y maximizar sus beneficios.
Hasta acá, todo funciona.
El problema se presenta a largo plazo porque estas prácticas –que se definen en un momento específico de la evolución de la empresa- pueden no ser aplicables para siempre. Las Mejores Prácticas suelen pasar a ser medidas incuestionables, permanecen inalteradas por años y acaban por perder su verdadero propósito.
“Seguir ciegamente estos viejos patrones es el talón de Aquiles de muchas organizaciones”, sostiene Sarah McMullin, experta en movilidad de SAP, en su artículo de SCN. Este es un problema frecuente en la industria tecnológica, ya que tanto el software como los dispositivos evolucionan con mayor rapidez que las políticas de una empresa.
“Es por eso que en los procesos que utilizamos para desarrollar nuestro software siempre cuestionamos las Mejores Prácticas y planteamos nuevas formas de hacer las cosas. La plataforma de datos en tiempo real HANA, es un claro ejemplo de cómo SAP está en una renovación intelectual permanente de la que vale la pena formar parte”, concluye McMullin.
Puede que sea hora de revisar las Mejores Prácticas de tu empresa. ¿Hace cuánto tiempo no las renuevas?
