La innovación es hoy el objetivo principal de las empresas.
Pero para conseguir esta preciada meta hay que tener claro cuál es el factor clave de toda organización: las personas.
El fin no es producir innovación en general, sino crear personas innovadoras, capaces de revolucionar nuestro negocio e introducir ventajas sin precedentes.
¿Cómo conseguir esto? Mediante la aplicación de la metodología de Design Thinking.
El pensamiento creativo aplicado a la empresa ha demostrado ser una herramienta muy útil para optimizar los procesos de negocio y generar ventaja competitiva. Imagina los resultados de aplicarlo también a las personas.
Según el experto en innovación Tom Kelley, la creatividad no solo mejora tu capacidad de liderazgo, también te permite crear futuros líderes.
Para desarrollar el pensamiento de diseño, podemos empezar por seguir los tres pasos que Kelley nos recomienda:
• Liberar la creatividad: Despliega tu lado creativo. Esto te convertirá en alguien más ágil, abierto e innovador.
• Ser sensible al contexto: La empatía es clave, tanto hacia el contexto interno y externo de la empresa, como hacia la personalidad, necesidades y capacidad de los trabajadores. Valorar el entorno nos ayudará a extraer lo mejor de cada idea, propia y ajena.
• Pensar en cualquier momento: Las buenas ideas llegan en cualquier momento y como líder debes estar atento para incorporarlas aunque surjan inesperadamente.
Los líderes del mañana pueden estar hoy en tu empresa, y está en tus manos desarrollar su potencial. Aplicar el método de Design Thinking a tu negocio es la manera idónea para conseguirlo.