Uno de los principales retos de todo CMO es hacer lo que esté en su mano para crear una conexión con el consumidor.
Establecer este contacto es cada día más fácil: las redes sociales son una herramienta que permite conectar de un modo casi personalizado con los clientes. Pero el desafío está en saber cómo usarlas.
Hay una pregunta clave que surge cada vez que hablamos de social media:
¿Por qué una persona elige seguir a una marca mediante los canales sociales?
La respuesta es sencilla: porque le interesa.
La clave por tanto está en aportarles valor. Una vez conseguido esto, ser capaz de anticiparse a sus necesidades, y responder a sus demandas de la forma más inmediata posible. Para lograrlo, es importante seguir las reglas básicas de las redes sociales:
• Crear contenido atractivo: Si un cliente decide seguirte en las redes sociales es porque espera está interesado en lo que tienes para decir. Por eso la clave no es crear una página en una red social, si no generar contenido valioso para el usuario.
• Comunicarse con los clientes: Demostrar que detrás de esa cuenta de empresa hay una persona que se interesa por sus clientes. Pedir opinión a los usuarios, invitarles a participar e interactuar con ellos para acercarlos a la marca y fidelizarlos. Y aquí va un consejo, es muy importante que sea un profesional (Community Manager) quien se encargue de forma intensiva y única de contestar a los usuarios.
• Fidelizar de forma creativa: Aprovechar la información que podemos obtener de los consumidores mediante las redes sociales para producir campañas creativas y dirigidas directamente a ellos (aplicaciones en Facebook, hashtags que enganchen, o discusiones interesantes en Linkedin).
• Recompensar la fidelidad: Ofrecer beneficios exclusivos para los usuarios que siguen las páginas de la empresa, para incentivarlos a quedarse y convertirse en prescriptores de la marca.
Los nuevos protagonistas del mercado son los clientes. Demuéstrales cuánto te importan, que te interesas por ellos y que sabes lo que están buscando.
Solo así se consiguen beneficios directos en ventas e imagen de marca, que favorecerán de forma exponencial la estrategia de marketing global.