En notas previas hemos revisado los movimientos en el mercado energético: la postura por parte de los consumidores y los límites establecidos por los organismos reguladores.
Algunos de los problemas con la energía renovable no están necesariamente relacionados con su producción, sino fundamentalmente con su capacidad de almacenamiento. Los proveedores y reguladores de servicios públicos han teniendo problemas con la capacidad para abastecer la creciente demanda.
Por esta razón hemos visto alternativas por parte de los consumidores que cambian por completo la industria, como es el caso del suministro doméstico de energía renovable mediante dispositivos como la , de la compañía estadounidense Tesla, que se vuelve una excelente opción ante la falta de respuesta de las empresas que suministran energía.
Ante estas amenazas, las empresas del sector energético necesitan recursos para invertir en nuevas tecnologías que les permitan satisfacer las repentinas demandas de los consumidores. Sin embargo, el aumento de ingresos no es un algo común dentro de este sector, como lo sería para la mayoría de las empresas comerciales. Si la demanda crece en base al incremento de la población y de las necesidades del sector industrial, entonces los servicios públicos podrían recaudar los fondos suficientes para generar innovaciones.
Ante este panorama, el camino ha sido un ahorrar de costos constante, debido a la estructura prácticamente plana del ingreso. Bajo este escenario, ¿cómo es que pueden los servicios públicos re-imaginar su modelo de negocio para asegurar su supervivencia?
Las empresas del sector necesitan proporcionar energía a un ritmo constante, aumentando así la confianza del servicio proporcionado, y para ello pueden centrarse en una gran variedad de industrias y no sólo en el consumidor doméstico.
Los servicios públicos deben continuar definiéndose a sí mismos como proveedores de energía. Después de todo, si estos nuevos sistemas y tecnologías llegan a fallar, será la industria actual, pero renovada, la que se encargará de mantener activo el suministro del servicio, y si bien lo hacen hoy, poco a poco irán siendo reemplazadas por las empresas más pequeñas que operan con mayor agilidad.
Por lo que el cambio en el modelo de negocio de los servicios públicos debe orientarse a la capacidad de respuesta y a ser sensible para poder asociarse con proveedores de energía solar, empresas de almacenamiento como Tesla y otros, así como conducir el cambio en el nivel regulatorio ante las dependencias gubernamentales.
Si bien existen tres actores principales: el cliente, el regulador, y los proveedores; parece que todos estamos atrapados en medido del sistema. Es un hecho que el modelo tiene que cambiar, generan puntos de convergencia bajo los cuales se logren beneficios para todos los involucrados.
La demanda por parte del consumidor de obtener energía renovable, se encuentra alimentada por los cambios del clima a causa del daño ambiental que hacemos. Bajo este escenario el sector de servicios públicos sale perdiendo, y es por eso que las empresas involucradas deben entender la importancia de ejecutar esta transición para evitar ser reemplazadas por viviendas, edificios e industrias con auto-generación de energía.
Será difícil competir con empresas pequeñas que son más ágiles, pero hay diversos caminos por los cuales las empresas pertenecientes al sector pueden rediseñar su modelo de negocio y liderar este cambio para competir en la nueva era.
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