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¿Cuál es el aporte de la inteligencia artificial al futuro de los negocios?

Según la teoría general de sistemas, los sistemas flexibles son una clase especial de sistemas abiertos en constante evolución. Se caracterizan por las redes dinámicas de agentes que interactúan entre sí y con el entorno. Los sistemas flexibles complejos incluyen las colonias de hormigas y de abejas, el mercado de valores y los ecosistemas biológicos, así como también las organizaciones humanas, como los partidos políticos, las empresas y las ciudades. Y, debido a su capacidad modificarse, no se puede predecir el comportamiento de todo el sistema simplemente analizando las partes de forma aislada.

Por lo tanto, ¿qué sucede cuando concebimos una empresa como un organismo flexible más que como una máquina estable? Podemos acceder a una variedad de estímulos en constante cambio para decidir de forma inmediata la mejor forma de proceder.

Por qué las empresas ya no funcionan como máquinas

Hoy, en la la economía del conocimiento, tendemos a predecir cómo marcha el negocio midiendo los componentes clave: ventas, finanzas y RR. HH. Sin embargo, este análisis sería preciso solamente si el mundo corporativo fuera un sistema cerrado, como sucedía años atrás. Históricamente, concebíamos a las empresas como máquinas. Creamos el organigrama para dividir el trabajo en las áreas de finanzas, ventas, operaciones, etc. Elaboramos flujos de trabajo que procesan recursos y los transforman en resultados: materias primas en productos, clientes potenciales en clientes y reclamos en soluciones.

Este tipo de empresa (la empresa sectorizada) necesitaba separar las funciones. A su vez, los responsables de la toma de decisiones no siempre eran conscientes de que el entorno en el que estaban trabajando era más amplio. Con el tiempo, se convertían en expertos para gestionar sus tareas específicas, pero perdían de vista el contexto general. No estaban conectados con los clientes ni con el objetivo general de la organización. Aún peor, se necesitaban procedimientos y políticas inflexibles para que la gente pudiera trabajar de manera eficiente y sin perjudicar las tareas de los demás.

En este caso, se trata de un problema de escalas. A medida que aumentaba la cantidad de empleados, disminuían las ganancias por empleado. La eficiencia de las escalas se contrarrestó con mayor burocracia y, en consecuencia, generó divisiones aisladas y desconectadas entre sí, además de gastos generales que se incrementaban a medida que se expandía la empresa.

Finalmente, la empresa llegaba a un punto en el que el costo para controlar el negocio superaba los beneficios del reciente crecimiento. La empresa se concentraba tanto en las estructuras internas y en el organigrama que perdía de vista a los clientes.

La inteligencia artificial permite predecir y ganar 

Para competir, las empresas deberían usar tecnologías avanzadas, como la inteligencia artificial (IA), para comprender el volumen de recursos que crece de manera exponencial. Este enfoque permite la comunicación bidireccional entre humanos y sistemas, además de la oportunidad de aprovechar al máximo las capacidades con bajo nivel de fricción.

Las interacciones naturales que eliminan los aspectos innecesarios de la vida laboral nos permiten aprovechar la hiperconectividad. Estas capacidades fomentan una mayor facilidad de uso, requieren menos entrenamiento y aceleran los tiempos para obtener información valiosa. En esencia, la rígida maquinaria corporativa del pasado se transformó en un organismo receptivo: una empresa conectada.

Una empresa conectada es un sistema flexible complejo que funciona como un organismo más que como una máquina. Tiene una red de cerebros, ojos y orejas distribuida en todos lados, ya sean empleados, socios, proveedores, clientes o dispositivos.

Al concebir conexiones, se concibe una empresa impulsada por la gente. Pero lo más importante es que genera agilidad, solidez, productividad y longevidad: todas las características de un negocio en vivo. Y, cuando la empresa responde de forma dinámica a los cambios, asimila y se adapta en un entorno incierto, ambiguo y en constante evolución, además de aprender continuamente a medida que crece.

Para obtener más información sobre economía digital y su impacto, consulte el trabajo de investigación “Live Business: The Digitization of Everything” (Negocios en Vivo: La digitalización de todo) de la revista Digitalist Magazine, disponible en línea.