Por: Enrique Phun, analista senior de Cloud para IDC Latinoamérica
Jerónimo Piña, gerente de Investigación en Software y Cloud para IDC Latinoamérica
El director de Finanzas, en conjunto con los directores de tecnologías de la información y los tomadores de decisiones de la compañía, deben hacer una revisión de la situación de la organización y establecer la estrategia para su transformación digital.
En América Latina, las prioridades de los directores de Finanzas (Chief Financial Officer o CFO) de las empresas medianas se concentran principalmente en una buena optimización de los recursos y planeación del presupuesto, seguido de la mejora del flujo de caja y la mitigación de los riesgos financieros. Por si eso fuera poco, también tienen la responsabilidad de cuidar que los riesgos causados por la volatilidad del mercado y la competencia no inhiban su desempeño ni su crecimiento.
Pero ¿qué tan sencilla es esta labor y qué tan respaldados están los CFO por los sistemas de su organización?
Fuente: IDC Latin America. Line of Business Survey, 2016.
Desafortunadamente, no todas las empresas han evolucionado su infraestructura tecnológica y los datos de la organización aún se manejan en silos o en plantillas de hojas de cálculo que no son una aplicación financiera, lo que dificulta la toma de decisiones al no contar con una visión completa en tiempo real sobre el estado de la organización y las demandas del mercado.
Debido a lo anterior, los ejecutivos de Finanzas concentran la mayoría de su tiempo y recursos en resolver la parte operativa de su trabajo y cuentan con poco margen para impulsar la modernización de su área de trabajo o incluso de la organización.
Una alternativa para resolver estos retos es la modernización de su sistema financiero actual por un ERP inteligente o i-ERP desde la nube, el cual, desde la parte de infraestructura tecnológica, reduce costos al contratarlo en la modalidad de software como servicio (SaaS) y acorta los tiempos para instrumentarlo en la organización.
Son soluciones que permiten automatizar sus procesos operativos, como facturas, pedidos, compras, ventas, etc., rompen los silos y permiten centralizar la información, lo que facilita la generación de reportes financieros en tiempo real, mejorando el control de los recursos, al detectar los riesgos y establecer medidas de mejora.
Adicionalmente, reducen los márgenes de error y dan mayor certeza de la operación de la organización, a la vez que permiten una mejor planeación de los presupuestos y proyectos, y al mismo tiempo ayudan a mejorar la toma decisiones, la relación con inversionistas y a dar un mayor soporte a las otras líneas del negocio.
En la parte estratégica, el i-ERP sienta las bases para la modernización o cambio en el modelo de negocio de las compañías, al mejorar su visión del mercado y ubicar las nuevas demandas de los clientes e iniciar el proceso de innovación de servicios, productos y atención del cliente.
Por medio de las herramientas colaborativas, la empresa logra mejorar la comunicación entre directivos y establecer grupos de trabajo para la modernización de la organización.
De acuerdo con los estudios que hemos desarrollado en IDC, la compra de soluciones ERP en Latinoamérica –en empresas entre 100 y mil empleados– en 2017 logró un crecimiento promedio anual de 7%, mientras que la compra de sistemas en la nube alcanzó un incremento de 46.4% con respecto a 2016.
La proyección para la región hasta 2021 es que el gasto en soluciones ERP bajo licenciamiento mantenga una tasa promedio anual de crecimiento de 2.8%, mientras que, en el caso de las soluciones en la nube, la tasa sería de 27.8% en el mismo periodo.
En el caso específico de la adquisición de sistemas financieros y gestión del desempeño empresarial, el crecimiento en 2017 fue de 2.4% y para las aplicaciones en la nube, la tasa de incremento fue de 46% en el mismo periodo.
A nivel regional, las cifras muestran que las organizaciones medianas están cambiando en la forma de adquirir las soluciones empresariales, bajo los modelos SaaS por los beneficios que les representan en reducción de costos y la facilidad para instrumentarlos en sus procesos.
Los directivos de Finanzas, en conjunto con los directores de tecnologías de la información y los tomadores de decisiones de la compañía, deben hacer una revisión de la situación de la organización y establecer la estrategia para su transformación digital.
Es preciso que desarrollen un plan para la migración o modernización de su sistema empresarial hacia un i-ERP, que les permita la automatización de sus procesos operativos, así como contar con datos en tiempo real y centralizados para lograr una visión completa la empresa.
De esta forma, las empresas medianas podrán sentar las bases para integrar a la compañía a la economía global, bajo un modelo de negocio innovador y más competitivo, basado en el conocimiento detallado de la empresa, sus clientes, proveedores y demandas del mercado para el desarrollo de nuevos productos, servicios y relaciones con los consumidores.
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