La semana pasada, compartí con mi red de LinkedIn una breve encuesta, en la que solicitaba sus opiniones sobre cuatro preguntas que considero relevantes para comprender el impacto que la contingencia del COVID-19 tendrá en la forma en que trabajaremos de ahora en adelante, nuestros lugares de trabajo, nuestras interacciones y para muchos, nuestros viajes de negocio. Gracias a todos los que participaron… ¡recibí más de 300 respuestas! Sus contribuciones fueron muy valiosas y, en general, confirmaron mi propia perspectiva sobre cómo cambiará el trabajo no solo en los próximos meses sino también una vez que hayamos superado la pandemia.
La realidad es que durante todo este tiempo muchos empleadores y empleados han descubierto beneficios en el trabajo remoto. Una vez superados los desafíos que implica armar una oficina en el hogar (como por ejemplo asegurar la conectividad y saber interactuar del mejor modo posible en el espacio virtual), salieron a la luz los potenciales beneficios, como lograr un mejor equilibrio entre la vida personal y profesional, o alcanzar una mayor productividad debido a menos interrupciones y a no tener que desplazarse hasta el lugar de trabajo.
Es por ello que no me sorprendió que más de la mitad de quienes respondieron la encuesta – 56%, para ser preciso- compartió que incluso cuando termine la pandemia, consideraría dividir su tiempo entre trabajar desde la casa e ir a la oficina (siempre que siga siendo una opción o que su empleador lo permita). Del mismo modo, 28% comentó que consideraría no volver a un entorno de oficina y quedarse a trabajar en forma remota a tiempo completo.
No creo que las compañías vayan a dar el salto a un modelo completamente remoto en la “nueva normalidad”, pero anticipo un futuro con una combinación de más trabajo remoto y menos coexistencia tradicional en una oficina. Y no solo por el tema de salud que puede seguir afectándonos en los próximos 12 a 18 meses, sino también porque nos hemos dado cuenta de que podemos ser eficientes y hacer más virtualmente de lo que antes era posible. En reuniones recientes, algunos altos ejecutivos con los que he hablado me compartieron que incluso están cuestionando si la oficina corporativa seguirá siendo necesaria, o si un lugar más reducido que actúe como “centro administrativo” podría ser suficiente.
Esto me lleva al siguiente punto: la confianza. La mencioné en mi último blog, y planteo el tema nuevamente porque ahora es más relevante que nunca. Muchos gerentes que estaban acostumbrados a supervisar a sus empleados en forma presencial no han podido hacerlo por más de dos meses, y sin embargo la disrupción que experimentaron en sus operaciones diarias ha sido mínima o nula. Creo que muchos se han dado cuenta de que la confianza debe ganarse y medirse por resultados, sin importar desde dónde se trabaja. De hecho, una gran proporción de los encuestados (65%) se identificó principalmente con esta declaración, mientras que 30% seleccionó “la comunicación es clave para mantener la confianza” como su declaración principal en este aspecto.
Sin embargo, para seguir construyendo y manteniendo la confianza entre empleadores y sus empleados en entornos remotos post-crisis, se necesitarán procesos administrativos y organizacionales en los que la tecnología actúe como el facilitador principal, que de hecho fue seleccionado como el aspecto más relevante para el trabajo remoto, por todos los encuestados.
El futuro del trabajo ya ha dejado de ser una aspiración distante para convertirse en la realidad que estamos enfrentando ahora mismo, en la que las tecnologías disruptivas son necesarias para contribuir a procesos de negocio más eficientes con una interacción humana reducida (o socialmente distante), mientras que una gran parte de la fuerza laboral trabaja desde la seguridad y comodidad de sus hogares, por lo menos en forma parcial. Por supuesto, siempre habrá trabajadores cuyas tareas esenciales deban desarrollarse en forma presencial, con todas las precauciones necesarias, en ciertos sectores y líneas de trabajo.
Si bien la “nueva normalidad” puede generar más oportunidades para trabajar en forma remota, muchos de nosotros hemos sido ávidos viajeros de negocio durante décadas. ¿Cómo cambiará ese aspecto? Bien, 81% mencionó que está pensando en dividir su tiempo entre viajes y reuniones virtuales, mientras que solo 10% reiteró que desea volver a los viajes tal como era antes de la pandemia. En mi caso, y aunque al comienzo tenía mis dudas acerca de la idea de renunciar a mis viajes semanales, probablemente elija un equilibrio. ¡En los últimos 60 días he tenido la oportunidad de repensar por completo la forma en que he trabajado durante más de 20 años!
Creo que sus respuestas son un claro reflejo de la transformación sin precedentes que las compañías enfrentan en este momento: la forma en que trabajamos nunca será la misma. La tecnología es la columna vertebral que sostiene no solo la fuerza laboral sino también la forma en que las compañías operan de extremo a extremo… desde tomar el pulso de la satisfacción de los clientes hasta mantener las cadenas de suministro en movimiento (más sobre ese tema en otro blog), ¡e incluso completar nuestras tareas laborales!
Estoy seguro de que el mundo post-COVID-19 será diferente, pero depende de cada uno de nosotros moldearlo para que sea un mundo mejor, en el que adoptemos nuevas formas de trabajar, y al mismo tiempo alcancemos mayor productividad y resultados de negocio positivos con tecnología en el centro de cada estrategia de negocios.
* Resultados de la encuesta disponibles aquí.