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La inteligencia artificial procesa datos para tomar decisiones y realizar predicciones, pero existen diversos tipos. ¡Aquí se los explicamos!

 

Uno de los fundadores de la inteligencia artificial (IA), Marvin Minsky, la describió como la ciencia de hacer que las máquinas hagan cosas que requerirían inteligencia si las hicieran los seres humanos. Y si bien todavía es vigente esa definición, los científicos informáticos modernos van un poco más allá para explicarla como un sistema que es capaz de percibir su entorno y tomar acciones para maximizar la posibilidad de lograr con éxito sus objetivos.

 

Hoy en día, existen tres tipos de inteligencia artificial. La más utilizada, incluso en los modelos de IA más complejos, es la inteligencia artificial estrecha. Los otros dos tipos siguen siendo materia de ciencia ficción, por lo que actualmente no se utilizan de manera práctica, sin embargo, y por el ritmo que la informática ha avanzado en los últimos 50 años, seguramente veremos aplicaciones de éstas muy pronto.

 

Inteligencia artificial estrecha (ANI)

 

ANI es el tipo de IA que existe actualmente; también se le conoce como IA “débil”. Las tareas que puede realizar esta inteligencia están impulsadas por algoritmos y redes neuronales altamente complejos, que a su vez son singulares y están orientados a objetivos.

 

El reconocimiento facial, automatización de procesos empresariales, las búsquedas en Internet y los coches autónomos son ejemplos de IA estrecha. Se clasifica como débil no porque carezca de alcance o poder, sino porque todavía está muy lejos de tener los componentes humanos que atribuimos a la verdadera inteligencia.

 

 

Inteligencia artificial general (AGI)

 

Esta IA debería realizar con éxito cualquier tarea intelectual que pueda hacer un ser humano. Al igual que ANI, los sistemas AGI pueden aprender de la experiencia y detectar patrones, pero con la singularidad de dar un paso más: extrapolar ese conocimiento a través de una amplia gama de tareas y situaciones que no se abordan con datos adquiridos previamente ni algoritmos existentes.

 

La Supercomputadora Summit es una de las pocas en el mundo que demuestra la inteligencia AGI. Puede realizar 200 billones de cálculos en un segundo, lo que a un ser humano le llevaría mil millones de años. Los modelos AGI pueden ser factibles de manera significativa, pero necesitarían capacidades computacionales que actualmente sólo poseen las supercomputadoras.

 

Superinteligencia artificial (ASI)

 

En un nivel teórico, los sistemas ASI son plenamente conscientes de sí mismos. Imitan y comprenden el comportamiento humano, que gracias a un poder analítico mayor y de procesamiento, superan con creces el nuestro. Esta superinteligencia bien puede representar un futuro distópico de ciencia ficción en el que los humanos se vuelven cada vez más obsoletos.

 

Es muy baja la probabilidad de que alguien vivo en nuestros días viva un futuro de esa naturaleza, pero la IA está avanzando a un ritmo tal que es importante considerar las pautas éticas y administrativas antes de que nos supere en casi todas las formas mensurables. Bien decía Stephen Hawking: “Debido al gran potencial de la IA, es importante investigar cómo aprovechar sus beneficios y evitar posibles peligros”.

 


 

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