España se encuentra en un momento crucial para su desarrollo futuro. En todos los ámbitos se habla de la necesidad de impulsar la transformación digital como garantía de ese futuro económico, pero si hay un sector en el que la digitalización puede marcar una gran diferencia, es el industrial.
En los últimos años hemos visto varios intentos por parte de las administraciones para tratar de impulsar la industria con el fin de que represente el 20 por ciento del PIB. La primera de ellas partió de la Unión Europea con su programa Horizonte 2020. La siguieron las administraciones nacionales e incluso regionales con distintos planes y programas. Sin embargo, en España, no se ha logrado el objetivo, de momento. Hoy en día la industria representa el 16 por ciento del PIB, aunque se sigue trabajando con la meta del 20 por ciento en el horizonte.
Hay una serie de factores que pueden contribuir a lograrlo. El primero es que cada vez son más las empresas españolas que se plantean traer sus fábricas de Oriente para volver a producir aquí. Y esa tendencia se irá incrementando con el tiempo. Los costes de producción en China han aumentado en los últimos años debido al incremento del precio de la mano de obra. A ello se suman las dificultades y los costes logísticos, así como mayores problemas para controlar la calidad de la producción. Por último, los impactos de crisis globales en las cadenas de suministro, como la que estamos sufriendo estos días por la expansión del Coronavirus, serán un acelerador de este tipo de decisiones
Todos esos factores están contribuyendo a que las empresas se replanteen su situación y estén valorando volver a producir en España. Si las cosas se hacen bien, podremos conseguir, incluso, que otras compañías europeas que estén pensando acercar la producción, elijan nuestro país. De hecho, ya hay empresas de otros países que están ubicando aquí centros de innovación.
La transformación de la industria
¿Y qué hace falta para conseguirlo? Impulsar la transformación de la industria hacia el paradigma 4.0 y la formación en este ámbito. El desarrollo de la industria 4.0 es muy dispar en España. Existe una gran diferencia entre regiones y segmentos productivos. Automoción y Aeronáutica se sitúan a la vanguardia europea, mientras otros sectores como el Químico, se encuentran al principio del proceso, aunque tienen planes muy ambiciosos.
Esa transformación debe responder a las necesidades actuales de la demanda, marcada por un elevado nivel de personalización que lleva a tener que producir siguiendo modelos de personalización en masa. El objetivo es fabricar de una forma más eficiente, con un menor coste y mayor calidad. Y el paradigma 4.0 responde plenamente a esas necesidades.
Se trata de una Internet Industrial de las Cosas (IIoT), en la que la tecnología digital hace posible reunir y analizar datos a través de máquinas y sistemas de negocios, permitiendo procesos más rápidos, flexibles y eficientes para producir bienes individualizados de mayor calidad y a menor coste, como decíamos anteriormente. Es imposible destacar una única tecnología como driver de esa transformación. Es el conjunto de ellas lo que permite impulsarla: Internet de las Cosas, Edge y Cloud Computing, los grandes “Data Lakes”, la inteligencia artificial, los sensores, los sistemas autónomos y los cobots o robots colaborativos son los impulsores del cambio.
Sin embargo, no hay que perder de vista que la aproximación de cada sector y de cada compañía a esta cuestión debe ser diferente porque los objetivos y los retos varían. Lo primero que debe hacer la compañía es analizar qué valor espera que aporte esa transformación al negocio. Y desde ahí trazar una estrategia, que es la que finalmente va a marcar la diferencia.
Y esa estrategia debe estar basada en tres principios:
- Centrarse en los clientes: que sus preferencias sean las que guíen la producción.
- Reinventar la producción: utilizar activos y procesos inteligentes que se adapten dinámicamente a las prioridades cambiantes y permitan desarrollar la personalización en masa.
- Conectar toda la empresa y el ecosistema en redes de negocio (Business Networks): desde las ventas, al servicio al cliente y la logística hasta el área de producción con el fin de impulsar la transformación y adaptar toda la organización a una nueva forma de trabajar.
La conexión de todos los sensores, dispositivos y máquinas al resto de sistemas de la empresa propiciará un importante cambio en el que la producción se guiará por los datos. La integración de los diferentes elementos permitirá, por ejemplo, que los Vehículos de Guiado Automático (AGV) puedan interactuar con las líneas de producción y los sistemas de almacén.
Otro de los factores que debe cambiar en la industria 4.0 son las personas. O mejor dicho, su forma de trabajar. Dispondrán de más información y más precisa, a través de dispositivos inteligentes, lo que facilitará la toma de decisiones.
Pero para que eso sea posible, es necesario impulsar y mejorar la formación. En España tenemos un nivel muy alto en educación universitaria y de postgrado. Así quedó manifiesto cuando, tras la crisis de 2008, nuestros jóvenes licenciados y graduados tuvieron que buscar trabajo fuera de nuestras fronteras. Fueron muchos los países que aprovecharon ese gran talento. Para impulsar la industria 4.0 es necesario mejorar la Formación Profesional, ampliando las plazas y el abanico de titulaciones de FP Dual.
El camino está claro. En España atesoramos un gran ingenio y creatividad y una mano de obra más barata que los países de nuestro alrededor. Si mejoramos la formación y disponemos de las herramientas tecnológicas necesarias, la reindustrialización del país será un hecho porque nadie podrá competir con nosotros.
Félix Monede
Este artículo ha sido publicado en InfoPLC, una publicación con más de 20 años, que se ha convertido en el mayor portal web dedicado al mundo de la Automatización Industrial en español.