Por Sybelle D’Marco, directora de Comunicaciones de SAP Latinoamérica y Caribe y estudiante de sostenibilidad corporativa
Es descortés entrar en una fiesta sin un regalo apropiado. Por eso, podemos tomarnos este 22 de abril, Día de la Tierra, para elegir qué presente queremos llevar a la celebración.
Los últimos dos años han traído cambios vertiginosos. El COVID-19 nos obligó a replantear prácticamente todo: desde el impacto que la actividad humana genera en el medio ambiente – ¿recuerdan los primeros días de las cuarentenas cuando distintos animales “recuperaron” espacios urbanos en las calles vacías? – hasta la forma en que desarrollamos nuestras tareas diarias. No solo se aceleró la transformación digital, sino que esta revolución a máxima velocidad alcanzó prácticamente todos los aspectos de la vida.
Y para no llegar a la fiesta con mala cara, lo cual sería mala educación, exploremos las facetas optimistas. A fines de 2021 se realizó en Glasgow la COP26: un encuentro global en el que más de 200 países se comprometieron a reducir las emisiones de gases de efecto invernadero, con el objetivo ambicioso de limitar el calentamiento global a 1,5 °C.
A diario nos encontramos con anuncios de grandes empresas globales que aseguran estar apostando a reducir de manera significativa sus emisiones de carbono en un tiempo más o menos razonable: en general, dentro de esta misma década. En este grupo se encuentra SAP, que trabaja para alcanzar operaciones neutras en 2023 y para ser una empresa net zero en 2030.
También muchas organizaciones comenzaron a reimaginar el futuro con el foco puesto en la responsabilidad con el medio ambiente y las comunidades en las que operan. El segundo estudio sobre sostenibilidad en Latinoamérica que patrocinó SAP recientemente me hace sentir optimista. Este tema continúa avanzando entre las organizaciones de la región: 69%de las compañías hoy tienen una estrategia de sostenibilidad en curso, comparado con un 46% en 2021 y temas como el cambio climático y la economía circular empiezan a ganar importancia.
La innovación y la tecnología se consolidan como las aliadas clave para avanzar sobre este camino. Porque son la base para lograr que los procesos sean más eficientes, que las decisiones sean más ágiles, que la información esté siempre disponible en tiempo real y que las cadenas de suministro sean óptimas. Pero, además, porque democratizan el acceso a las oportunidades: trabajo, oportunidades de negocios y educación sin límites geográficos.
Todos tenemos la posibilidad de elegir un buen regalo: los individuos, las comunidades, las empresas y el sector público. La sostenibilidad no es algo que podemos hacer solos y asegurarnos que las próximas generaciones puedan seguir celebrándolo es responsabilidad de todos.
Por eso, antes de decir ¡Feliz Día de la Tierra! pensemos en qué regalar y cómo, en conjunto, podemos construir un futuro mejor. El cambio empieza por nosotros.