Que el cliente siempre tenga el producto o el servicio que necesita en el momento exacto en que lo requiere. Esta frase resume en muy pocas palabras el principal resultado que promueve la planificación en el marco de la cadena de suministro. Pero los beneficios no se limitan a eso: se trata también del mecanismo para gestionar incrementos notables en la demanda de un producto y poder aprovisionarse de las materias primas necesarias para satisfacerla.
Por otra parte, una planeación adecuada es la vía más precisa para evitar los excesos de inventario. Por si todo lo anterior fuera poco, es además una estrategia clave para la sustentabilidad: estas tecnologías permiten disminuir los desperdicios durante los procesos de fabricación y adentrarse en el mundo de la economía circular, con iniciativas como planear la recolección y la reutilización de materiales reciclables a lo largo de toda la cadena.
El comportamiento de la demanda está cambiando de manera acelerada como consecuencia del incremento exponencial de la vida digital. Buena parte de las compras se mudaron desde las tiendas físicas a las plataformas de comercio electrónico y los proveedores de logística de última milla adquirieron un protagonismo inédito. La distribución adquirió una mayor capilaridad y fuerza a mantener inventarios en más locaciones. Al mismo tiempo, emerge un consumidor cada vez más responsable que exige a sus proveedores que sean cuidadosos con el medio ambiente en general y con las comunidades en las que operan en particular.
La planificación también se consolida como una aliada esencial en este contexto: es posible alcanzar una visibilidad total, en línea, de los focos de demanda, facilitando la toma de decisiones acertadas a la hora de definir el mix de productos que maximice la rentabilidad en cada punto y, como se mencionó, cuidando de mantener al mínimo la huella de carbono e impulsando la economía circular.
Herramientas como SAP IBP (Integrated Business Planning) permiten encarar todos estos desafíos a partir de un enfoque posible: al ser una solución nativa en la nube y al proveer una interfaz sencilla e intuitiva, es fácil de implementar y de adoptar. Además, permite desarrollar una aproximación incremental: no es necesario un big bang y automatizar de un día para el otro toda la estructura de la empresa alrededor de la solución. Por el contrario, permite avanzar con casos de uso específicos, que aporten beneficios concretos y que siembren el suelo para dar los siguientes pasos hacia una mejora continua.
En una época en que las empresas ponen el foco en la experiencia del cliente, con fuertes inversiones en esa área, es importante comprender que la única vía para catalizar esa experiencia es a través de una cadena de suministro efectiva, eficaz y, fundamentalmente, resiliente, es decir, capaz de adaptarse, aprender y mejorar continuamente en base a la experiencia, aún en circunstancias inciertas, en momentos con restricciones como el vivido durante la pandemia o ante desafíos inéditos. Por lo tanto, no son mundos excluyentes. Por el contrario, las inversiones en CX y las estrategias de planificación se combinan y se potencian en busca del mismo objetivo: la satisfacción plena del cliente, la provisión de un servicio con una calidad superior y el consecuente incremento de la rentabilidad para la empresa.
Por: Juan Cartier, VP Digital Supply Chain, SAP Latin America
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