El futuro de las empresas pasa necesariamente por un cambio en la visión de negocio en el que la sostenibilidad es un elemento esencial. La globalización de los últimos años ha propiciado que algunas organizaciones hayan priorizado sus beneficios ante el buen uso de los recursos naturales y de los daños causados al medioambiente.
Este paradigma ha quedado obsoleto frente a una sociedad cada vez más concienciada con el consumo responsable. La evolución constante del mundo de la empresa exige ahora apostar por un nuevo orden en el que los enfoques de transparencia y responsabilidad medioambiental son los protagonistas.
Retos de la empresa del futuro para un mundo sostenible
Los consumidores del siglo XXI han dejado de ser ingenuos. La información está al alcance de todos y las redes sociales se han convertido en un altavoz para las empresas. Esta ventaja puede tornarse en contra de las compañías que ven expuestas sus prácticas poco éticas, como la reducción de costes mediante la contaminación o el abuso de los recursos naturales.
Esta visión cortoplacista está abocada al fracaso, porque la empresa del futuro tendrá que centrar sus esfuerzos en conseguir un perfil de negocio que trabaje para crear valor a largo plazo apostando, entre otras cosas, por la sostenibilidad.
La nueva economía cuenta con las ventajas de la tecnología en relación al ahorro de recursos. En las últimas décadas, hemos visto cómo se ha reducido notablemente el uso de papel –y la tala indiscriminada de árboles que implica– gracias a las herramientas de digitalización y gestión documental. Ahora, esa lucha también se está librando contra el plástico y la reducción de la huella de carbono.
La sostenibilidad como modelo de gestión empresarial
En este escenario, las empresas deben realizar su contribución a la sostenibilidad ejerciendo un papel más relevante y pasando a ser parte de la solución de los diferentes retos sociales y ambientales que se plantean.
Una de las iniciativas más recientes de SAP es SAP Cares, con la que se pretende ayudar a impulsar la sostenibilidad como un rasgo definitorio y con arraigo dentro de la cultura corporativa de las empresas. El objetivo sigue siendo el de hacer crecer su negocio, pero hacerlo mediante el uso de tecnología sostenible, aquella que tiene en cuenta los desafíos climáticos a los que se enfrenta la población mundial. Estos también suponen una oportunidad para las empresas para dejar un impacto social positivo a través de su gestión.
Un consumidor cada vez más concienciado y responsable
El entorno social en el que parecía que las empresas tenían todas las respuestas está desapareciendo porque los consumidores han cambiado sus preguntas. Para garantizar el futuro de las empresas, la sostenibilidad debe convertirse en su razón de ser, en su principal reto.
Si hace un tiempo el consumidor se centraba exclusivamente en el precio o en la calidad de un producto, ahora también se plantea qué recursos se han empleado para su fabricación y cuánto contamina hasta que llega a sus manos. La cadena de suministro de la producción industrial ya no solo debe optimizar los costes y garantizar la trazabilidad.
El proceso productivo debe ser analizado desde el punto de vista del impacto ambiental que puede tener, cómo medirlo y en qué conviene invertir para favorecer la sostenibilidad.
Este será el punto de inflexión a partir del cual las empresas sostenibles podrán comunicar a la sociedad sus logros, mejorar su reputación y convertirse en líderes frente al cambio climático.
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