>

Por: Ezequiel Labari, Center of Excellence, SAP South Latin America

El futuro de la logística podría estar íntimamente ligado al concepto de internet física (physical internet): un nombre acuñado en 2011 por Benoit Montreuil, un catedrático que durante años estuvo a cargo de la logística de materiales en Coca-Cola, pero que ganó enorme relevancia en los últimos tiempos, a medida que la transformación digital avanza sobre los procesos de la cadena de suministro.

Internet es una red de redes: servidores distribuidos en todo el mundo conformando nodos entre los cuales viajan los paquetes de datos. La internet física, de alguna forma, busca emular esta mecánica propia del universo de los bits en el mundo de los átomos. En lugar de que sean datos los que se mueven, aquí se trata de cajas con mercaderías de todo tipo.

 

Puede verse como un modelo futurista y, de hecho, en Europa se han trazado una visión estratégica para avanzar sobre él para 2030, pero al mismo tiempo inició un proceso de aceleración en esa dirección motivado por los cambios en las preferencias y en las costumbres del consumidor que es imperceptible y, a la vez, sólido. La tendencia hacia las compras pequeñas de entrega inmediata ya estaba instalada por el e-commerce, pero se incrementó como consecuencia de la pandemia. Sin que nos demos cuenta, la internet física empezó a funcionar. Una explosión de proveedores logísticos en bicicleta, con mochilas estandarizadas e sus espaldas, dominó las calles durante los tiempos de mayor aislamiento.  Las incipientes de entrega a domicilio se volvieron el estándar de manera exponencial.

 

Muchos de los elementos de la internet física están ahí. Esas mochilas pueden entenderse como contenedores estándares,  que se comportan como un recurso compartido para que distintos oferentes lleven sus productos a los consumidores. En la misma caja pueden coexistir una pizza con unos medicamentos, mientras que hasta no hace mucho tiempo tanto la farmacia como la pizzería que necesitaban llevar productos a domicilio debían tener su propio vehículo de delivery. Este modelo de eficiencia, cuidado del medio ambiente (circula una sola moto en lugar de dos), capilaridad (prácticamente es imposible caminar unas cuadras sin toparse con una de estas mochilas cúbicas) y velocidad (la entrega se produce muy rápidamente respecto del momento de la compra) define el nuevo paradigma logístico que es la base, precisamente, de la internet física.

 

El hecho de que existan diferentes proveedores de logística digital conectada nos remite, a su vez, al origen de internet de datos: al principio había diferentes redes stand alone que, con el paso del tiempo, fueron interconectándose. Tal vez ese sea el siguiente paso: vehículos pequeños (motos y bicicletas), medianos (automóviles) y grandes (camiones), cada uno con un modelo de contenedor, funcionando como una enorme red interconectada, dando la posibilidad de llevar cualquier cosa de un punto a otro en cuestión de horas.

 

Aparece un componente que aún está buscando su maduración: los nodos. Históricamente, todo se apoyaba sobre grandes centros de distribución. El COVID-19 aceleró la tendencia de descentralización, que ya se venía vislumbrando en los últimos años. Se estima que en el futuro habrá un modelo híbrido que combinarán esos centros de consolidación con espacios y almacenes de proximidad que se ubiquen bien cerca de un consumidor hiperconectado que valora su tiempo libre y que quiere que las cosas sucedan de inmediato. La red de redes físicas, así, irá tomando forma.

 

En el corazón de este modelo se ubica la plataforma. SAP Logistics Business Networks, por ejemplo, está muy alineada a la idea de internet física: busca que proveedores de logística digital y tradicional puedan conectarse con un hub central para dar la alternativa óptima para cada necesidad. Como ocurre en general con las redes, esto abre la puerta a la exponencialidad: es decir, una visibilidad tal que rápidamente tenderán a sumarse muchísimos jugadores del mercado para no quedar afuera de esta oportunidad.

 

Tal como ocurre con el comercio electrónico, que cada año arrebata una porción del market share total de las ventas de manos de las tiendas, es posible que la logística digital comience a ganar terreno frente a la tradicional. La internet física continuara su evolución en los próximos años, de la mano del e-commerce, del surgimiento y de la estandarización de nuevos proveedores de logística digital y del consumidor de próxima generación. Pero ya está sucediendo, en el mundo y en Latinoamérica. ¿Estamos preparados para la transformación digital en la logística?