La innovación empresarial es un elemento esencial en todas las organizaciones, independientemente de su tamaño o del sector de su actividad. El mercado evoluciona, las tendencias de consumo cambian cada vez a mayor velocidad y la competencia aumenta con la globalización. 

El desarrollo de productos y servicios debe basarse en planteamientos vanguardistas que marquen una diferencia. Y, dentro de esto, la tecnología es la pieza clave para incorporar la innovación como valor añadido.

¿Qué es la innovación empresarial?

Dar una respuesta rápida y eficaz para satisfacer las expectativas de los consumidores implica anticiparse para descubrir qué está por venir. En este sentido, la tecnología favorece esta evolución, puesto que proporciona las herramientas necesarias para hiperpersonalizar los servicios y productos y descubrir nuevos nichos de mercado

Básicamente, en esto consiste la innovación en una empresa. Ahondando más en este concepto, podemos decir que la innovación es la transformación de una idea en un producto o un servicio. Este producto o servicio puede ser totalmente nuevo o la mejora de otro existente.

La innovación no solo está relacionada con los procesos tecnológicos. También es posible hablar de innovación en otros sectores, como las finanzas, el comercio electrónico, las aseguradoras, etc.

Panorama de la innovación empresarial en España

La Encuesta Mundial sobre Innovación, elaborada por PwC, recoge las opiniones de ejecutivos de empresas de más de 25 países de todo el mundo, incluida España. Prácticamente, la mitad de los entrevistados reconoce que la innovación es una necesidad competitiva.

Las empresas españolas comienzan a tomar conciencia de que la innovación es el camino para recuperar el crecimiento y para alcanzar el éxito. Sin embargo, la inversión en innovación continúa siendo baja en nuestro país, a pesar de que el interés por implantar estrategias vanguardistas es evidente.

Menos de la mitad de las empresas españolas dedica una parte de sus beneficios a innovar, por debajo del 61 % de Alemania o el 54 % de Francia. Y ese porcentaje del tejido empresarial español que reinvierte en innovación apenas dedica entre el 1 % y el 5 % de sus ingresos para este fin.  

Este es, sin duda, uno de los factores de riesgo en la innovación empresarial: no afrontarla como una necesidad sino como un gasto no gestionado.

Tipos de innovación como valor empresarial

En el mundo actual, resulta complicado inventar un producto o servicio realmente nuevo, al menos en las compañías que no tienen una capacidad inversora fuerte. 

¿Significa esto que las empresas más pequeñas no tienen nada que hacer frente a la innovación? Todo lo contrario. Innovar es también mejorar un producto o servicio anticipándose a las tendencias de consumo y buscando nuevos nichos de mercado.

En realidad, todas las empresas innovan. El problema es que muchas no son conscientes de ello. Según los estudios más recientes del Instituto Nacional de Estadística (INE), solo un tercio de las compañías controla y gestiona este proceso.

Algunas empresas son conscientes de que innovan, pero no ejercen el control sobre el proceso. Únicamente, acometen mejoras puntuales o empujadas por la demanda del mercado. 

El término “innovación” se puede entender de dos formas diferentes:

  • Innovación como proceso. La innovación como proceso consiste en transformar una idea en un producto o servicio singular. También se puede considerar capacidad de innovación el hecho de incorporar procesos vanguardistas en la fabricación, organización o comercialización.
  • Innovación como actividad. La innovación como actividad es el resultado de la inversión en I+D+i para desarrollar prototipos que se conviertan en nuevos productos, servicios o procesos.

La creatividad es un elemento importante dentro de la innovación, pero no puede ser el componente central. El verdadero reto de la innovación como valor empresarial es generar buenas ideas de forma consciente y continuada. El aspecto clave es la estrategia para su gestión. 

Cómo abordar la innovación según el Manual de Oslo

El Manual de Oslo (OCDE, 2005) es la guía de referencia para las mediciones de las actividades científicas y tecnológicas. En este documento se describen los proyectos que se pueden considerar innovadores. De hecho, los organismos públicos toman sus definiciones como base para establecer los incentivos y ayudas fiscales a la innovación.

Esta guía metodológica establece cuatro tipos de innovación que se pueden aplicar tanto a la industria como a los servicios. 

La innovación en productos o servicios

La innovación en productos o servicios consiste en introducir en el mercado un elemento nuevo o significativamente mejorado. En este sentido, se puede entender como novedosa cualquier modificación esencial de las especificaciones técnicas, funcionalidades, componentes, materiales u otras características. 

La diferenciación es la clave para considerar que un producto o servicio es innovador. Los ejemplos de innovación en las últimas décadas son numerosos: teléfonos móviles, tarjetas de crédito, servicios de Internet, plataformas de televisión a la carta, etc. En todos ellos, la incorporación de la tecnología ha jugado un papel crucial.

Actualmente, las posibilidades que ofrece la inteligencia artificial, la realidad aumentada y la robótica son enormes para innovar en el ámbito tecnológico.

La innovación en procesos

Los procesos de fabricación, logística o distribución son campos en los que se han producido notables cambios en los últimos tiempos. Las aplicaciones informáticas mejoran la calidad del servicio, agilizan la distribución y reducen costes de producción.

Los sistemas de automatización y trazabilidad son ejemplos de innovaciones en la cadena de suministro. También se considera innovación en este sector la introducción de tecnología en las actividades auxiliares, tales como compras, contabilidad o mantenimiento. 

La innovación en marketing

Este sector ha experimentado una de las revoluciones más visibles. La tecnología ha propiciado nuevos canales de venta, campañas de publicidad personalizada y la automatización del marketing. 

Todo ello ha supuesto un giro enorme en la relación con los clientes, que ha sido posible gracias a la implantación de sistemas CRM para gestionar el customer journey.

La innovación en las organizaciones

La innovación organizacional abarca la implantación de metodologías novedosas para la gestión del capital humano, la formación de los empleados, la retención de talento o la gestión de la cadena de valor.

La tecnología ha servido para automatizar tareas, rutinas y procesos organizacionales, pero los avances aún tienen mucho terreno por explorar. 

Nichos de mercado en el ámbito tecnológico

Las ideas de innovación empresarial en el ámbito tecnológico no dejan de crecer. Estamos viviendo una disrupción en este sector gracias a las posibilidades que ofrecen los nuevos avances, como la inteligencia artificial, big data, machine learning y business intelligence, entre otros. 

Las innovaciones tecnológicas más radicales permiten llegar a nuevos nichos o mercados con productos o servicios diferentes. Esta estrategia puede encontrarse con elementos que obstaculizan el proceso, tales como:

  • Costes de implantación demasiado elevados.
  • Falta de fondos propios o de financiación externa.
  • Recursos humanos insuficientes para I+D+i .
  • Escasa información sobre los mercados.
  • Mercado potencial demasiado escaso.

Si se desea partir de cero, no se pueden obviar los factores de riesgo en la innovación empresarial. Con todo, las posibilidades para la innovación empresarial en el ámbito tecnológico son atractivas si se estudia bien el target. Estos son algunos ejemplos:

Nuevos métodos de pago

Uno de los grandes nichos de la tecnología se encuentra en los nuevos medios de pago. El dinero en efectivo está destinado a desaparecer. La población más joven realiza la casi totalidad de sus compras con tarjeta o con móvil. Sin embargo, los sistemas NFC aún tienen mucho por explotar.

Asistentes con inteligencia artificial

La inteligencia artificial está cada vez más presente en los hogares con los asistentes virtuales y los servicios domóticos. Esta tecnología cuenta con gran potencial para desarrollar aplicaciones que aporten nuevas soluciones para la vida diaria.

Atención al cliente con IA

Las relaciones de las empresas con los clientes están cambiando a pasos agigantados. La inteligencia artificial ya se aplica para dar soporte y atención, pero su ámbito de actuación aún tiene un gran margen. La tecnología machine learning no ha hecho más que despegar.

Energías renovables

Las energías renovables son uno de los grandes nichos de futuro. La crisis de los combustibles fósiles y la sensibilización con el medioambiente facilitan la inversión en innovación dentro de este sector. 

Tecnología de impresión 3D

La impresión 3D es una tecnología aún sin explotar. Sus posibilidades son enormes en el campo de la salud, la construcción, la industria y otros muchos sectores. Actualmente, son pocas las empresas que se dedican de lleno a investigar sus posibilidades.

Ciberdeporte y gaming

Los ciberdeportes y las partidas multijugador están claramente ligadas a la innovación tecnológica. Los modelos de negocio que exploran sus posibilidades tienen un gran margen de experimentación gracias a la irrupción del blockchain y la realidad virtual, cada vez más sofisticada.

El intercambio de activos digitales o tokens permite generar una interacción directa con los usuarios y, sobre todo, diversificar las fuentes de ingresos.

Estos son algunos ejemplos de las oportunidades para la innovación empresarial en el ámbito tecnológico. La creatividad y la investigación son esenciales para descubrir necesidades inexploradas de los consumidores.

 


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